martes, 23 de abril de 2024

El feedback digital y el fomento de la autorregulación en la universidad (Lo + de RIED-47)

 Por Lorenzo García Aretio

Hoy exponemos una síntesis de aspectos esenciales del noveno artículo de RIED más citado de 2021, de entre todos los publicados (34) en ese año, Vols. 24(1) y 24(2). Es decir, uno de los artículos de RIED que más impacto han generado. Al final aparece la referencia del trabajo y el enlace para poder consultarlo, junto a las fuentes bibliográficas del artículo. Las citas en este caso hasta el día de la fecha en Google Scholar, son un total de 67. Y, por otra parte, aquí se muestran todos los artículos resumidos en esta serie.

El avance y la penetración de las tecnologías digitales en los entornos educativos, especialmente en los procesos de enseñanza, han sido notables en los últimos años, experimentando un crecimiento masivo como consecuencia de la pandemia de COVID-19. Este fenómeno ha sido objeto de extensos estudios que documentan los beneficios de su aplicación en la enseñanza, así como en la evaluación y el feedback. No obstante, a pesar de la proliferación de tecnologías en estos ámbitos, los modelos pedagógicos de evaluación y la concepción del feedback suelen seguir patrones tradicionales, con una participación limitada del estudiante. Sin embargo, se observa un cambio gradual hacia un nuevo paradigma donde el estudiante asume un papel más activo y responsable en la autorregulación de su aprendizaje, incluyendo la evaluación y el feedback como componentes esenciales.

Desde esta perspectiva, se reconoce que la tecnología no solo facilita tareas como la gestión de información o la automatización de procesos de calificación, sino que también desempeña un papel crucial en apoyar al estudiante en su proceso de aprendizaje autorregulado. Esto implica que la tecnología debe proporcionar herramientas que permitan al estudiante comprender las tareas, los criterios de evaluación, monitorear su progreso, ser consciente de sus procesos de aprendizaje y reflexionar sobre la calidad de sus producciones.

El presente trabajo se propone analizar la contribución específica de las tecnologías digitales en los procesos de feedback autorregulador en la educación superior. La evaluación se reconoce como un elemento fundamental para el aprendizaje efectivo, ya que guía el proceso de enseñanza y aprendizaje. Se ha evolucionado desde una perspectiva centrada en la evaluación del aprendizaje hacia una que enfatiza la evaluación para el aprendizaje, destacando su función formativa en el proceso educativo.

En este contexto, la evaluación formativa se concibe como parte integral de un proceso continuo, donde el feedback juega un papel crucial. Se reconoce que el feedback estructurado por el profesor, inicialmente fue considerado como una estrategia para evitar el aprendizaje por ensayo y error, pero con el tiempo se ha evolucionado hacia visiones donde el estudiante asume un rol más activo. La evaluación entre iguales se presenta como un medio para promover el desarrollo del juicio evaluativo y la autorregulación del estudiante, al permitirles apropiarse de los criterios de evaluación y reflexionar sobre su propio trabajo y el de sus pares.

El concepto de juicio evaluativo, entendido como la capacidad del estudiante para tomar decisiones sobre la calidad de su propio trabajo y el de los demás, se destaca como un elemento clave para el aprendizaje autorregulado y el desarrollo de la competencia de aprender a aprender. Este concepto se vincula con los procesos de autorregulación, que incluyen dimensiones cognitivas, metacognitivas y emocionales, y se asemejan a las fases del feedback.

Se reconoce que la tecnología puede proporcionar un importante soporte a estos procesos, permitiendo una retroalimentación más informativa, eficiente y rentable. Sin embargo, se señala la necesidad de superar un enfoque tradicional del feedback y utilizar la tecnología para promover el aprendizaje autorregulado, apoyando las diversas fases de planificación, realización y autorreflexión del mismo.

En suma, el estudio propuesto busca identificar si las propuestas tecnológicas existentes se alinean con un enfoque tradicional del feedback o si realmente contribuyen al desarrollo de procesos de aprendizaje autorregulado. Se destaca la importancia de avanzar hacia un modelo donde el estudiante asuma un rol más activo en su proceso de evaluación y feedback, aprovechando el potencial de la tecnología para apoyar este cambio de paradigma en la educación superior.

Así, en el artículo, los autores presentan los resultados de un proceso de revisión sistemática sobre las aportaciones recientes que la bibliografía de referencia realiza en torno al rol de la tecnología para soportar el feedback.

El análisis de las publicaciones revela una amplia gama de desarrollos tecnológicos relacionados con diferentes tipos de feedback, que van desde la provisión de información sobre el rendimiento hasta enfoques que enfatizan la interacción entre el estudiante y el sistema. Sin embargo, hay una escasez de trabajos que aborden el feedback como una acción activa por parte del estudiante.

La omnipresencia de las tecnologías digitales en los entornos de aprendizaje actuales ha reforzado la importancia de la evaluación formativa, que ahora se considera aún más crucial para satisfacer las demandas educativas del siglo XXI. En este contexto, se reconoce que las tecnologías pueden facilitar prácticas pedagógicas centradas en el pensamiento crítico y la resolución de problemas complejos. Sin embargo, se señala que las evaluaciones tradicionales, como las calificaciones y las pruebas estandarizadas, no son suficientes para proporcionar retroalimentación individualizada y constructiva necesaria para la formación.

Aunque se reconoce el potencial de la autoevaluación y la evaluación por pares para promover habilidades metacognitivas y de autorregulación en los estudiantes, se observa que las tecnologías rara vez contribuyen significativamente a estos procesos. Además, se destaca que la participación de los estudiantes, aunque documentada, a menudo se limita a actividades que siguen un paradigma tradicional de enseñanza-aprendizaje.

En cuanto a la integración de tecnologías en el diseño de actividades educativas, se observa que, en la mayoría de los casos, la tecnología se utiliza como un sustituto de métodos preexistentes sin modificar ni redefinir significativamente las actividades de aprendizaje. Aunque se logran mejoras funcionales, como una mayor velocidad en la retroalimentación, no se desarrollan cambios significativos en los procesos de aprendizaje.

Además, se destaca que hay una falta de investigaciones que aborden el cambio de roles y procesos cognitivos y metacognitivos que la tecnología puede promover en los estudiantes. El potencial de la tecnología para empoderar a los estudiantes en sus propios procesos de aprendizaje, particularmente en el desarrollo del juicio evaluativo y la autorregulación, sigue siendo poco explorado.

En resumen, aunque se reconocen los avances en la integración de tecnologías en la educación, persisten desafíos importantes en términos de aprovechar plenamente el potencial de la tecnología para transformar los procesos de aprendizaje y promover la autorregulación de los estudiantes. Se destaca la necesidad de continuar investigando en este ámbito para avanzar en la comprensión y la implementación efectiva de la tecnología en la educación.

lunes, 22 de abril de 2024

Creando mi Chat Bot conversacional en Poe

 Escribe Carlos Bravo Reyes

Desde el debut público de ChatGPT, seguido por la aparición de Gemini y Copilot, muchos hemos sentido la necesidad de explorar y simular algunas de sus capacidades, como la habilidad de responder a una amplia variedad de preguntas. Esta necesidad es especialmente notable entre los que trabajamos en el campo de la educación y que no somos expertos técnicos o informáticos. Buscamos evitar la complejidad en el uso de medios y recursos, y nos inclinamos hacia herramientas que pueden ofrecer funcionalidades similares, pero sin la complejidad en su implementación. A esto se suma el hecho de que una gran mayoría preferimos utilizar herramientas gratuitas, especialmente aquellas que son transparentes en sus funciones y no engañan al usuario mostrando una cosa y luego resultando ser algo totalmente diferente.

Andando en la red para mantener el flujo de las Recomendaciones diarias encontré un Bot peculiar, sencillo de emplear y con amplias prestaciones para trabajar con nuestros estudiantes. Me refiero a POE (https://poe.com/) un asistente conversacional desarrollado por Anthropic.

Preguntando a Poe indicó que puede responder preguntas y brindar información sobre una amplia gama de temas, utilizando su extensa base de conocimientos actualizada hasta agosto de 2023. Además de responder preguntas y brindar información, Poe también puede ser utilizado como una herramienta de apoyo en diversas tareas, como el análisis de datos, la revisión de textos y la generación de contenido.

Otra de sus posibilidades es la de llevar a cabo el análisis de datos en proyectos, informes y otros documentos similares, así como estudiar y proponer variantes de redacción a un trabajo. Puede también, según el chat con Poe, resolver problemas matemáticos y realizar cálculos, ayudar en la programación, recomendar ejemplos de código, entre otras utilidades.

Los desarrolladores pueden insertarlo en plataformas como Moodle y obtener resultados para el seguimiento y la personalización del aprendizaje de los estudiantes. Para ello es necesario consultar la documentación de la API y sus formas de integración.

En el sitio de Poe encontramos numerosos bots, el oficial y los desarrollados por otros usuarios. En el bot oficial que se muestra en la imagen, pregunté por qué su nombre. Respondió que obedece a la metodología POE, que consiste en Presentación (P), Observación (O) y Evaluación (E). En este último punto, Poe permite la autoevaluación de los contenidos que desarrolla el usuario que accede al bot. Basta solo con pedirle que evalúe mi aprendizaje en las respuestas que dio a mi pregunta y obtendremos diversas preguntas. En este momento es preciso que las instrucciones incluyan elementos como que no coloque un inciso que diga todas las demás, algo muy frecuente en sus preguntas. También advertir la cantidad de preguntas y que la correcta esté en cualquier orden, entre otras sugerencias. En el caso de respuestas incorrectas, es capaz de detectarlo y explicar cuál es la respuesta correcta.

Algunas posibilidades didácticas.

Los profesores podemos emplear Poe de una manera muy sencilla. Solo se requiere acceder a su sitio (https://poe.com/) crear una cuenta gratuita, rellenar los datos que se piden, al igual que en otros sitios similares. Con la cuenta establecida empezamos a crear nuestro Bot, rellenando los campos que pide que son el identificador o nombre que le daremos al Bot, las instrucciones que leerán los usuarios al acceder, el mensaje de saludo y su biografía o descripción. Al igual que en otros bots es importante seleccionar la “temperatura” en la respuesta. Una baja garantiza respuestas más precisas y en especial si el bot tiene nuestra propia base de conocimiento. Con estos datos empezamos a cargar la base de conocimientos con la bibliografía que seleccionamos previamente.

Este es uno de los puntos fuertes de Poe, emplear los documentos que necesitamos para que los estudiantes trabajen en el Bot. También si lo desea puede permitir a Poe que sugiera preguntas y acceda a ChatGPT.

El empleo de Poe facilita la flexibilidad en el aprendizaje al permitir elegir la información, trabajar con la que puede ser más fácil y profundizar en aquella que presenta más dificultades. Esto a su vez pone al estudiante en el centro de su propio aprendizaje. A esto se une la creación de cuestionarios de autoevaluación, como señalamos anteriormente.

Otra de las posibilidades didácticas es el carácter novedoso de esta tecnología, lo que favorece el factor sorpresa siempre presente en la enseñanza. De este modo se eleva el interés y la motivación del estudiante, favoreciendo la seguridad en el aprendizaje. Con Poe tanto el profesor como el estudiante pueden crear sus propios bots sin conocimiento técnico.

El empleo de Poe permite mejorar la retroalimentación de los contenidos al poder acceder a otras fuentes de información seleccionadas por el profesor. Se destaca por la rapidez en las respuestas y no es necesario para acceder como usuario a un bot disponer de una cuenta en este servicio. También su interfaz es sencilla, sin elementos distractores y amigable con el usuario.

Añado a estas posibilidades, la ayuda valiosa de Poe en la redacción de un informe, un artículo o cualquier otro documento, corrigiendo la redacción y el estilo, sugiriendo mejoras al formato del documento y revisando la estructura de las fuentes empleadas. Para esta tarea solo se debe subir el documento a Poe, siempre evitando que sobrepase lo 10 MB de tamaño. En el caso de que sea mayor se puede dividir en partes.

Unas de las posibilidades didácticas más importantes, es la facilidad de generar contenido educativo, responder a preguntas en todas las ciencias sin la ampulosidad de las respuestas de otros bots como ChatGPT.

Un ejemplo de uso de Poe

Recientemente, creamos un bot en Poe sobre la concepción de micro aprendizaje, para ser empleado en un posgrado con este tema. Como el curso fue a distancia, diseñamos un sistema de medios para el desarrollo de los contenidos. 

El sistema tiene como elemento central la interacción en el aula digital bajo Moodle y se le unen itinerarios de aprendizaje con bibliografía insertada, actividades sincrónicas con el profesor a partir de una plataforma de videoconferencia más Poe a partir del bot denominado Micro aprendizaje que pueden consultar en https://poe.com/microaprendizaje

Para la creación de este Bot dispusimos de una base de conocimientos de más de 30 trabajos sobre el tema, que se cargaron directamente al Bot. Se habilitó la opción de interactuar con ChatGPT y habilitar que Poe realice sugerencias de contenidos sobre el tema.

Los animo a que diseñen su propio bot empleando este servicio, que es fácil de usar y ofrece una amplia gama de aplicaciones educativas. Sin duda, estas características lo convertirán en uno de los bots más populares.

Tomado de 366-días

miércoles, 17 de abril de 2024

Google Books está indexando libros basura generados por inteligencia artificial

 Tomado de Universo Abierto

Maiberg ·, Emanuel. «Google Books Is Indexing AI-Generated Garbage». 404 Media, 4 de abril de 2024. https://www.404media.co/google-books-is-indexing-ai-generated-garbage/.

Google Books está indexando libros generados por inteligencia artificial (IA) de baja calidad que aparecerán en los resultados de búsqueda, lo que podría afectar al visor de Ngram de Google, una herramienta importante utilizada por investigadores para rastrear el uso del lenguaje a lo largo de la historia.

Se encontraron libros generados por IA mediante la búsqueda de la frase «As of my last knowledge update» en Google Books. Algunos de estos libros son sobre ChatGPT, aprendizaje automático, inteligencia artificial y temas relacionados, pero la mayoría parecen ser generados por IA y no tratan sobre IA.

Estos libros generados por IA son similares a los encontrados en Amazon, y muchos de ellos están presentes en ambas plataformas. Una preocupación es la posible inclusión de estos textos generados por IA en el visor de Ngram de Google, lo que podría alterar significativamente los resultados.

Google afirmó que ninguno de los libros generados por IA identificados actualmente afecta los resultados del visor de Ngram. Sin embargo, no confirmaron si filtrarán estos libros en el futuro o si tienen una política para hacerlo.

El director de investigación del Instituto de Investigación en IA Distribuida (DAIR) señaló que esto podría crear un ciclo de retroalimentación, donde el contenido generado por IA se utiliza para entrenar nuevos modelos de IA.

La inclusión de libros generados por IA en Google Books plantea preocupaciones sobre la calidad de los resultados de búsqueda y la integridad de herramientas de investigación importantes como el visor de Ngram de Google.

Tomado de Universo Abierto

martes, 16 de abril de 2024

La mujer de Tokio

 Por Ramón Besonias


Escribo en Chat GPT: "Imagen realista rectangular de personas huyendo asustadas al ver un tren llegar desde una pantalla de cine". Genera -no confundir con crear- la imagen que veis arriba. Soy yo quien escribo el prompt, lo escribo por una intención, si no me gusta lo desecho, y podría no haberlo hecho. Tomo Chat GPT como una herramienta, un vehículo; no sustituye mi creatividad más allá de lo que yo le permito. Antes de Chat GPT hubiera cogido quizá una imagen de internet, o la hubiera dibujado yo. Aún lo hago. No quiero dejar de dibujar a mano, con rotulador, en papel. No dejaremos de hacerlo, aunque tengamos la sensación de que la tecnología aumenta la tentación de recurrir a la IA antes que dedicar una hora a dibujar. Gano en eficacia y tiempo dejando que me la genere una IA; gano en un tiempo relajado y sereno, dedicado a mí, mientras tomo una cerveza o miro sin mirar por la ventana. Elijo hacer una cosa u otra, según la disposición, las ganas, el objetivo. Siempre hay elección. No hay un leviatán que nos obligue a decantarnos siempre por la misma opción. Asumir la libertad es esencial para no acabar percibiendo que la tecnología es un dios severo que consume la voluntad y nos condena a guardar pleitesía. Por eso, fomentar el conocimiento, la autonomía y la creatividad es el mejor antídoto contra ese determinismo tecnológico  que conduce tanto al asombro acrítico como al temor irracional.



Los primeros que contemplaron la llegada de un tren a la estación a través del novedoso y desconocido cinematógrafo de los hermanos Lumiere quizá se alarmaran en esa primera proyección, pero al salir de la sala de seguro rieron aliviados y comentarían entre risas la eficacia del engaño. Otros, recelosos y cautos rechazarían la profana inconsistencia del nuevo artilugio, más cerca de la naturaleza de un juguete que de una tecnología útil y prometedora. No pasarían muchos años hasta que ese nuevo artefacto fuera integrado en sus vidas como lo fue la iluminación eléctrica o el coche de gasolina. El cine se convertiría no solo en un divertimento y un arte, también sería una lucrativa industria, pero no sin un periodo de transición donde la fascinación y el recelo oscilarían en una vertiginosa dialéctica que alimentaría la prensa y el debate en bares y plazas. 

Hace nada que OpenAI anunció que había conseguido generar vídeos de un minuto a partir de prompts y hacerlo con una calidad y realismo prodigiosos. Llaman a esta tecnología Sora.




Las respuestas divididas entre el entusiasmo babeante y el rasgado de vestiduras no tardaron en inundar las redes y noticias en los medios de comunicación. Pocos analistas se sitúan en un término medio entre la la prudencia y la curiosidad, entre un sabio recelo y un tanteo objetivo. "El fin de la realidad", sentencia un reportaje de El Confidencial, muy en la línea de anteriores textos donde se recurre al lucrativo recurso al catastrofismo. El filósofo Diego Hidalgo, casi al mismo tiempo, en otro medio sentenciaba el fin del pensamiento crítico



Las teorías ultramodernas de la hiperrealidad, defensoras de teleologías escatológicas, o, en el otro extremo, de un futuro transhumanista salvífico, tienen más rédito popular que la serena y pausada reflexión, quizá porque ésta requiere tiempo, escucha y obviar los placebos del miedo que paralizan el entendimiento y la voluntad. Es más fácil temer que conocer. Conocer nos implica y nos sitúa no solo como testigos, sino parte responsable de los hechos. Temer y prohibir convierte a otros -corporaciones, gobiernos, entidades demiúrgicas- en responsables de mi incapacidad para tomar las riendas y decidir. Está pasando con el conflicto de los móviles en las escuelas y surgirá con la IA en años venideros. Esperaremos a que el fatalismo se adueñe de nuestra voluntad y solo quede como salida desesperada e irresponsable prohibir. Sin embargo, la prohibición taxativa, sin conocimiento ni criterios, desactiva el pensamiento crítico, delegando en otros mi libertad. Es más, provoca una falsa sensación de seguridad, como si al barrer el problema bajo la alfombra de la norma, éste desapareciera de nuestras vidas. 

Pero volvamos a la noticia de Sora. Como les sucedió en 1896 a los espectadores de la sala parisina, aquellos que vieron hace unos días a esa mujer pasear altiva y confiada por las calles de Tokio quizá tuvieron un reflejo temporal de fascinación complaciente y gozosa, pero en un breve tiempo volverían en sí, mascullando lo experimentado, sabiendo que se trata de un artificio técnico, efecto de una ingeniería de orfebrería, fruto de un prompt simple:

"Una mujer elegante camina por una calle de Tokio llena de luces de neón brillantes y carteles animados de la ciudad. Lleva una chaqueta de cuero negra, un vestido largo rojo, botas negras y un bolso negro. Lleva gafas de sol y lápiz labial rojo. Camina con confianza y despreocupación. La calle está húmeda y refleja, creando un efecto espejo de las luces de colores. Muchos peatones caminan por allí".

Computación, datos, mucho gasto de energía y dinero, innovación, competencia feroz, nichos nuevos que absorberán negocios tradicionales y obligarán a aprender nuevos oficios y consumir nuevos productos de entretenimiento y herramientas de trabajo. A diferencia de los espectadores del cinematógrafo, hoy los ciudadanos tenemos más experiencia y conocimientos como para saber que toda tecnología fundante que emerge trastoca, genera zozobra y requiere tiempo hasta que se integra en un nuevo ecosistema económico, laboral y cultural. Los artistas pictóricos vieron en la fotografía un grotesco imitador, sin futuro ni consistencia artística. Menos aún aquel invento del demonio llamado cinematógrafo pasaría de ser un juguete más para entretener a niños y animar las ferias. La literatura y la pintura son artes superiores, pensaron. Pero no muy tarde los ciudadanos empezaron a ir más al cine que dedicar tiempo a la lectura, ver vídeos de YouTube que ir al cine, mandar audios y vídeos a sus amigos que hacer llamadas o escribir guasaps



El adagio de Magritte -esto no es una pipa- sigue teniendo vigencia como desmitificador del simulacro tecnológico. Sabemos que esa mujer paseando por Tokio no es real, que la pera de esta ilustración simula ser una nariz, como sabemos que aquel tren de 1896 no lo era, no nos arrollaría más allá de nuestra imaginación. La ilusión se desactiva a través de la conciencia y el conocimiento. 

Los niños sí creen que el ratón habla. Creerlo aviva su imaginación, tan necesaria para su vida adulta, esa en la que ya no creerán que los gatos tienen botas y los lobos comen abuelas para merendar. No lo creerán porque les habremos educado en saber diferenciar la ficción de la realidad en la que las balas matan y las decisiones cuestan. Ese es el reto de la educación, la que se da en casa y la que viene de la escuela. Desmitificar sin por ello dejar de divertirnos con la ilusión de lo irreal. Para ello es necesario que los adolescentes conozcan las entretelas de la tecnología, los datos interesados que la alimentan, el artificio que se esconde tras su simulación de realidad. Desmitificar les prepara para protegerse contra las distopías de la tecnología, ésta y las que vendrán. El conocimiento empodera la voluntad, aviva la libertad, da gasolina a la disensión contra los excesos del poder. Los niños deben saber tarde o temprano que los reyes magos son los padres. 

Discrepo de aquellos que piensan que la posibilidad de generar vídeos realistas nuble la sabiduría natural de diferenciarlos de la vida experimentada. Ya antes de la irrupción de la IA existían los sesgos y la manipulación de la información. La posibilidad de una simulación absoluta de lo real quizá sea buena noticia, porque clausura la ilusión de que algo salvo la vivencia personal a pie y suelo puede ser real. La llamada hiperrealidad generará sin duda una necesidad de vivencias auténticas, de recelo ante la digitalización de lo real, un anhelo de realidad, de contacto físico, de emociones no mediadas por la tecnología, de sudoración y mirada, de encuentros in situ. Estos días de carnaval he sido testigo de esa necesidad. Alumnos acostumbrados a no apartar las narices de una pantalla esperaban como agua de mayo el vértigo gozoso de desfallecer bailando y cantando junto a miles de personas. Los clásicos griegos y romanos nos enseñaron algo primordial: pese a que el decorado cambie, la naturaleza humana no lo hace. Las mismas esperanzas y miedos laten en su interior.  

Tomado de IA educativa

lunes, 15 de abril de 2024

El cambio en el aula con la Inteligencia Artificial: La inclusión de nuevos actores

 Por Angel Fidalgo

El ordenador nace allá por los años 40 con el objetivo de sustituir el trabajo considerado como inteligente del ser humano. Los inicios son muy tímidos; es capaz de realizar un puñado de cálculos, eso sí, hace muchos y muy rápidamente.

Posteriormente, el ordenador evoluciona y es capaz de ejecutar todo lo que se pueda indicar en un algoritmo. Ya no se limita a calcular, sino que puede tomar decisiones basadas en caminos, preguntas y condiciones presentes en el algoritmo. Esta es la época dorada de la automatización, donde el ordenador actúa como un gestor de información, facilitando la realización de procesos que trabajan con información, tanto a grandes corporaciones como a individuos.

A pesar de sus capacidades, la gran limitación estaba en los algoritmos; cualquier tarea que no pudiera traducirse en un algoritmo no se podría implementar en un ordenador. Sin embargo, surge la inteligencia artificial, superando estas limitaciones al incorporar heurística, gestión de reglas, capacidad para generar nuevas reglas, aprendizaje a partir de la experiencia e incluso incorporar la propia experiencia humana.

Aunque la Inteligencia Artificial ya tiene décadas de existencia, es después de la pandemia, hace unos pocos años, cuando comienza a popularizarse en la educación. Nos sorprende cómo aplicaciones como ChatGPT pueden resolver exámenes, hacer resúmenes, análisis y conclusiones. También es capaz de generar ideas, descubrir relaciones e incluso desarrollar trabajos completos. Además, lo hace de manera más eficiente que muchos estudiantes.

Para los alumnos, la inteligencia artificial es como tener un amigo superinteligente que puede hacerles, o ayudarles a hacer, todas las tareas de aprendizaje, incluso de tal forma que el profesor no se daría cuenta. Sin embargo, desde la perspectiva del profesorado, la inteligencia artificial actúa como un profesor/a ayudante que puede ayudarnos a corregir tareas, proponer exámenes personalizados, realizar seguimientos individuales y avisarnos de cualquier situación que pudiese comprometer el aprendizaje del alumnado.

Todo esto no es ni bueno ni malo; únicamente es la evolución natural desde que se inventó el ordenador, y no nos quepa duda de que cada vez veremos que el ordenador es capaz de realizar tareas mucho más inteligentes. Actualmente, hay un gran debate sobre las oportunidades y desventajas de la Inteligencia Artificial en la educación, así como su posible regulación en el uso académico.

No obstante, lo que tenemos que hacer es adaptarnos a una nueva situación: nuestro alumnado puede disponer de la ayuda de un alumno “muy listo”, y el profesorado podemos disponer de la ayuda de decenas de profesores ayudantes. Todo esto nos tiene que hacer plantearnos cómo van a ser a partir de ahora nuestros procesos de fomento del aprendizaje. Se nos abren nuevas oportunidades; utilicemos la Inteligencia Artificial.

Tomado de Investigación e Innovación educativa